Los más queridos de Colombia. PARTE I

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En Test Driver nos dimos a la tarea de consultar, investigar y analizar cuáles podrían ser los carros más queridos por los Colombianos y en esta edición te vamos a mostrar la primera parte de un top con dos de las máquinas que marcaron la pauta y los colombianos aún recuerdan con nostalgia y alegría. 

Tengan en cuenta que nos referimos a los más queridos o representativos en cuanto a su acontecer histórico y cultural, no en cuanto a producción. Una de las variables que se destacó en este esta indagación obedece a los diferentes referentes culturales y zonas geográficas que componen el país, ya que desde épocas remotas el automóvil no se utilizaba únicamente como un medio de transporte, sino como una herramienta de trabajo, el cual debía ser resistente, fuerte y económico. 

#6 Volkswagen Escarabajo: “El auto del pueblo”.

Es uno de los vehículos más compactos del ranking e incursiona en el mercado colombiano  de manera oficial desde la década de los cincuenta por medio de la Caribbean Motor Holding Company Ltda. ubicada en la calle 14 con carrera séptima, en pleno centro de Bogotá. En años anteriores ya se podía ver algunos escarabajos circulando por la ciudad y sus propietarios eran diplomáticos de países europeos que por el cargo que ostentaban los importaban de manera directa. 

Es un veterano de mil batallas,  concebido en Alemania en la década de los treinta  bajo el concepto del “auto del pueblo”, por solicitud del mismo Hitler, quien fue el que lo bautizó “Beetle” -escarabajo en español- y su nombre surgió por la similitud con aquel insecto. Trabajó de la mano con el ingeniero Ferdinand Porsche, el cual vio en esa alianza la posibilidad de trabajar sin la presión de los costos de producción que demandaba Alemania en aquel entonces. El modelo propuesto  tuvo directrices muy claras: Un auto pequeño, con suficiente potencia para andar a 100 km/h por las autopistas de Alemania, que no consumiera tanto combustible, y que fuera justo para una familia de cuatro integrantes con su respectivo equipaje. 

Este vehículo y su comercialización hacen parte de la renovación y recuperación de la economía alemana, teniendo en cuenta que venían de una crisis inminente después de perder la Segunda Guerra Mundial. En diez años llegó a un millón de ejemplares producidos y tiempo después, hacia la década de los 70 con la expansión comercial de la marca, llegó a quince millones de unidades convirtiéndose en el carro más fabricado del mundo por encima de Ford. Fue un vehículo diseñado más que todo para la ciudad y con los años empezó a circular por las carreteras de Colombia, pese a que en sus inicios no generó mayor revuelo, porque los colombianos en esa época eran más afines a los vehículos norteamericanos o franceses.      

Respecto a sus especificaciones técnicas, inicialmente tuvo un motor 1.131 c.c, 245 caballos de fuerza, 3.330 rpm y refrigerado por aire. Si bien, técnicamente no era competencia contra los modelos con potentes motores de otras industrias, por lo que llegó a ser blanco de burlas por su composición estética y tamaño, sin embargo, empezó a tener adeptos al ser un vehículo económico, duradero y de fácil mantenimiento. En la segunda mitad de la década de los sesenta, empezó la fuerte adquisición de este modelo, el cual se debía apartar hasta con seis meses de anticipación, sin garantizar color ni precio exacto, pero, tal era el deseo que la gente aceptaba las condiciones sin objeción alguna. 

El escarabajo dada sus condiciones de vehículo compacto y con un buen rendimiento en relación a su precio, fue uno de los primeros vehículos que se adaptó para ser un deportivo de carreras en los cuales experimentaron los primeros pilotos colombianos de esas décadas como  Lucy de Rojas, Jaime Maldonado, los hermanos Pinzón y los Rivera, Héctor Echeverry y  otros tantos, los cuales compitieron en pruebas del Circuito Central Colombiano, el San Diego, la Doble a Sogamoso y más, logrando así crear una comunidad mayor que no solo cambiaba experiencias, sino cambiaban piezas, elementos y conocimiento técnico. 

La popularidad siguió en tal aumento que el Escarabajo no solo llegó a convertirse en uno de los más populares del país, sino que impulsó la importación de más modelos y con variaciones notables, como por ejemplo convertibles y coupés que venían desde Italia llegaron a abarcar el mercado nacional los cuales igualaban y hasta superaban los costos de Porsche. Posteriormente vendrían modelos como el Type 3 y Type 4 que fueron tendencia en la década de los setenta y unas colaboraciones como la que se ve en el Volkswagen – Porsche 914, llegando así a ser el ícono por excelencia de esas generaciones.

Volkswagen fabricaba este modelo desde los años cincuenta en Brasil y México, pero, Colombia fue uno de los países que gozó de Escarabajos Totalmente alemanes hasta el año 1978 que detuvieron su producción en este país. Luego de esto llegaron los “Fuscas” como se conocen en Brasil y más adelante por medio de Auto Frankfurt y Fabio Cortés S.A llegaron los modelos producidos en México, donde se le conocen como “Vochos”; venían equipados con los últimos adelantos tecnológicos de la época y que buscaban ayudar a reducir la contaminación ambiental, motor refrigerado por aire, inyección electrónica multipunto e impulsadores hidráulicos eran los avances del momento.

Volkswagen siguió ampliando su gama de modelos con el tiempo y el Escarabajo que fue uno de los “abuelos” de la marca y el que dio la ruta de trabajo a los nuevos diseños, dejó de fabricarse en el 2003 con las mismas características estéticas. La planta productora de Puebla – México emitió una serie limitada de 3.000 ejemplares denominada la “Última Edición”, destinada a coleccionistas y que circulan aún por varias partes del mundo siendo un “clásico” en estas fechas. Volkswagen no podría despedirse de esa manera de un modelo icónico y por eso en años posteriores llegaron a Colombia otras versiones ya conocida como “New Beetle”, siendo más avanzado, refinado, potente y con una estructura estética diferente al inicial. 

En Colombia, fue el compañero de viajes de más de tres generaciones de personas que aún los mantiene en perfectas condiciones y disfrutan reunirse con más personas que tienen estos carros. En diciembre de 2019 en la ciudad de Medellín, los colombianos se reunieron para dar un adiós a la producción del legendario modelo y entregar la unidad número ochenta a un afortunado comprador, que posee un New Beetle con un motor de 2.5 litros, cinco cilindros de 170 caballos de fuerza y una caja automática de seis velocidades, cerrando así el ciclo de uno de los modelos que recuerdan los colombianos. 

#5 Nissan Patrol: El poder de los 4X4.

Es uno de los competidores más fuertes en el mundo de las 4×4 y tiene su nacimiento en el año 1951, surgió inspirado y apoyado por Jeep, otra marca conocida por los colombianos. En 1962 de manera oficial hace su arribo a Colombia, que en ese momento era un país mayoritariamente rural, con un fuerte sector agrícola y con una infraestructura vial precaria, compuesta por laderas y trochas, por lo que si se quería un vehículo para transitar estas vías debía ser alto, potente y con suficiente tracción para enfrentarse a los retos de imponía -y aún impone- la geografía colombiana, a esto se suman los desafíos laborales, por lo que se necesitaba que también que fuera un vehículo de carga robusto.

 Al país, específicamente al departamento de Cundinamarca llegó un modelo carpado con un motor de seis cilindros, 3.956 c.c.,125 caballos de fuerza y una transmisión manual de tres marchas no sincronizadas. La incursión del Patrol en la vida de los colombianos tiene una anécdota muy particular con dos protagonistas, Guillermo Vargas Caulla y Octavio Villegas Llano, los cuales unieron fuerzas para traer estas camionetas y para pagarlos enviaban café hacia el Japón, implementando el “truque”, modalidad ancestral que consiste en el intercambio de productos para suplir necesidades. Después de hacer la prueba se recibieron las primeras noventa unidades de este legendario campero, asimismo y con esta pequeña anécdota iniciaron las labores comerciales de Dinissan, vigente aún el mercado automotriz. 

Nissan llega al puerto de Barranquilla con ese primer embarque, pero debido a las condiciones de los suelos, era necesario hacerle unos ajustes en lo que se incluía un reencauche en las llantas para que pudieran adaptarse a los caminos, un proceso complejo para los años cincuenta y sesenta, teniendo en cuenta que era una década de recuperación posterior a la Segunda Guerra Mundial y los costos de insumos eran elevados. Para el año de 1965 se hizo una mejora mecánica al Patrol, la potencia quedó con 145 caballos de fuerza, siendo la última modificación notable hasta la llegada de la tercera generación del modelo que se produce en 1980. 

El café se volvió el eje articulador de este modelo que fue tan popular en el altiplano cundiboyacense, se regía por un modelo denominado “intercambio compensado”, en el que el auditor era el Banco de la República con una cuenta corriente manejada por ellos mismos y los proveedores del Japón. La condición del Gobierno es que debían importarse únicamente vehículos camperos 4×4 carpados y que fueran utilizados a las labores del agro. Más adelante el negocio volvería en totalidad a las manos de Villegas y Vargas quienes viajaron a Japón y concretaron la llegada de Nissan de manera directa. 

Con el concesionario instalado de manera oficial en la ciudad de Bogotá, muchas personas quisieron adquirir uno de estos camperos, pero igual que como sucedía con el Volkswagen tenían que esperar hasta seis meses para que se hiciera la importación. Para aquel entonces el mercado automotriz era reducido en Colombia,  el Patrol se volvió un sinónimo de estatus para gente de la ciudad y del campo y a su vez Nissan como marca se convirtió garantía de poder en las carreteras, llegando a los municipios apartados del país, donde encontraron un público objetivo, los trabajadores de la zona esmeraldífera del Occidente de boyacá, que contaban con el dinero suficiente para adquirir los camperos y quienes le iban a sacar un provecho superior dadas las condiciones de su lugar de trabajo. 

Es una camioneta dominante y que sin necesidad de modificaciones mayores supo mantenerse vigente en el mercado por cerca de dos décadas de producción continua. Sus propietarios se sienten orgullosos de esa máquina japonesa y el municipio de Fómeque Cundinamarca, ha  sido catalogado como “Territorio Patrol”, teniendo datos sobre familias que lograron tener hasta veinte de estos camperos. En aquel municipio hasta hace un par de años se conocía del registro de más de 600 Nissan Patrol los cuales estaban distribuidos en las 32 veredas que lo componen,  incluso, varios de estos llamativos autos, continúan en excelente estado y fueron declarados clásicos de alto nivel con placa de auto antiguo. 

En el año 2016 se lograron reunir 257 Nissan Patrol en Fómeque logrando así un récord nacional, el cual fue validado por la Federación Internacional del Automóvil. Dicho evento fue organizado por la Fundación Fomeque Nissan Récord (RENF), la Federación Colombiana de Automovilismo Deportivo FCAD, la Alcaldía de Fómeque y con el patrocinio de Dinissan. Uno de los líderes de mercadeo de Nissan en aquel entonces, se refirió al evento como un homenaje a un ícono de la cultura cundiboyacense, al ser una herramienta de trabajo destacada por su calidad y duración.

Esta afinidad de los habitantes de Fómeque hacia los Nissan Patrol, aparte de su rendimiento, probablemente se deba a que la Familia Vargas era muy cercana al municipio. Guillermo Vargas Barrero, hijo de uno de los socios fundadores de la importadora fue el Juez Municipal de Fómeque. La marca continúa con su linaje y su trayectoria de todoterreno en Colombia, lo que lo posiciona dentro del ranking de los SUV más apetecidos actualmente. Las nuevas versiones del Nissan Patrol poseen precios de venta que están por encima de los trescientos millones de pesos en este momento. Siguen defendiendo el legado de sus antecesores con atributos tales como: entretenimiento, precisión en cuanto a detalles se refiere, potencia en el motor, lujo, estabilidad, confort y seguridad.  

Esta es la primera parte de “los más queridos de Colombia”, esperamos que haya sido de su agrado y puedan compartir sus experiencias con nosotros. Esperen en la próxima edición de Test Driver otros dos modelos que están presentes en el corazón de los colombianos. Esto cada vez se coloca mejor.

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